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Escucha activa: qué es y cómo mejorarla

Así como hay comunicación y comunicación efectiva, también existe la escucha y la escucha activa. Las razones de estas mutaciones semánticas pueden obedecer a varias razones, entre ellas, la de que cuando alguien dice estar escuchando no lo está haciendo realmente, o al menos con su atención plena, que es uno de los aspectos clave de la escucha activa.

Por lo tanto, para conocer qué es la escucha activa hay que pensar en términos de actitud, de predisposición, de una habilidad blanda o soft skill cuyo valor no conviene infravalorar, tanto en el mundo de las relaciones personales, como en el de las profesionales.

Entre las dinámicas de la escucha activa se encuentra la capacidad de prestar atención sin interrumpir, ejerciendo una concentración lo más total que sea posible en la exposición del relato que nuestro interlocutor despliega ante nosotros.

En este contexto, es clave la entrada en luego del lenguaje no verbal para que el interlocutor se sienta escuchado. He ahí el papel que se le asigna a quien quiere desarrollar una verdadera escucha activa: tratar de reforzar el discurso de quien habla pero sin interrumpir, al contrario, añadiendo pequeñas preguntas o aserciones que le hagan ver que está siendo escuchado. Además, ese lenguaje no verbal, como acercarse a quien habla (sin invadir una cierta distancia de respeto), mirar a los ojos, asentir con la cabeza, son elementos de gran importancia para que esa escucha se considere activa.

Ventajas de la escucha activa 

Los beneficios de escuchar ‘de verdad’ van más allá de la sensación de bienestar y reconocimiento que obtiene la persona que emite un mensaje. Si bien este es un elemento de importancia no menor, también tiene repercusiones favorables para el bien de la empresa, sus trabajadores y los clientes y proveedores con los que se mantiene relación ya que:

  • Genera confianza y una sensación de satisfacción que puede jugar a nuestro favor. Esto lo saben los buenos líderes: cultivar ciertas soft skills refuerza nuestra autoridad, nuestro carisma y genera más adhesión. También a la hora de plantear una venta, una negociación, o en la mera atención al cliente. Si los interlocutores se sienten escuchados, tenidos en cuenta, es probable que esto se traduzca también en nuevos acuerdos profesionales o comerciales o, cuando menos, en el fortalecimiento de los vínculos ya existentes.
  • Favorece el buen ambiente laboral. Y, por tanto, la motivación, el sentimiento de pertenencia y, a la postre, puede ser un aliado para incrementar la productividad.
  • Mejora la comunicación efectiva. Porque una escucha activa es clave para que los mensajes descendentes, es decir, aquellos que llegan de lo alto del organigrama a lo baja, lo hagan en la mejor de las condiciones y producto esa comunicación efectiva. Para ello, debe abrazarse una actitud predispuesta a la escucha activa.

Es recomendable organizar, desde el departamento de recursos humanos, formaciones que tengan por objetivo reforzar las técnicas de escucha activa, así como promover los ejercicios de escucha activa, una iniciativa muy adecuada dentro de las actividades de team building que ayudan a generar cohesión en el seno de la empresa.

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